A partir del 5 de marzo se podrá disfrutar en el Teatro Guindalera la obra teatral Nina de José Ramón Fernández, dirigida por Diego Bagnera e interpretada por Muriel Sánchez, Jose Bustos y Jesús Hierónides.
Tras los diversos montajes realizados en Londres, París, Madrid, Varsovia, Buenos Aires y Santiago, regresa a España este brillante texto de José Ramón Fernández,Premio Nacional de Literatura 2011–, una historia capaz de contagiarnos la esperanza y el amor por la vida de unos personajes que, pese a hallarse al borde del precipicio, intentarán cambiar las cosas, reinventarse y renovarse con la energía redentora de las lluvias.
Otoño. Un pueblo frente al mar. Llueve. Todos los relojes parecen detenidos hasta el próximo verano. Sus habitantes matan el tiempo como pueden: juegan a la lotería, preparan sus aparejos para ir a pescar, sueñan secretamente con vidas que no supieron o no se atrevieron a vivir. Tras diez años de ausencia, Nina irrumpe en la aparente placidez de ese letargo como un relámpago, capaz de fulminar o de despertar a los otros según donde caiga.
Casi nadie sabe que ha regresado. Mucho menos para qué. Ni ella misma quizá lo sepa. Todos recuerdan por qué se marchó, tras un sueño que, a juzgar por su estado actual, acabó en pesadilla. Como entonces, planea ahora alejarse sin despedirse de nadie, hasta que Esteban, el dueño del hotel en el que está alojada, la reconoce y propicia a sus espaldas un reencuentro con Blas, un viejo amigo de su infancia al que su reaparición podría cambiarle la vida, casi salvársela, descubriendo a la vez que también ella aún puede quizá salvar la suya. Todo renacer encierra, sin embargo, algo de muerte, y la irrupción de Nina, como la de un rayo, acabará siendo tan luminosa y breve como fulminante y trágica.
«En el Teatro Español de Madrid tomaron hace algún tiempo la costumbre de variar periódicamente el aspecto de las paredes de su cafetería, cambiando los carteles de las producciones de los últimos años, de modo que cualquier tarde me puedo volver a encontrar con los ojos de Laia Marull en el cartel que se hizo para el estreno en Madrid de Nina. Era el verano de 2006. La sala pequeña del Español se había inaugurado con una obra de un magnífico escritor, David Desola, dirigida por Blanca Portillo. Pero muchos recuerdan Nina como la primera porque pasó tres meses en cartel con la sala llena y supuso para Laia el Premio Max a mejor actriz de aquel año. La obra había ganado el Premio Lope de Vega en 2003 y se había leído en París y Londres. Aquella producción del Teatro Español fue su estreno, su primer estreno; sólo se pudo ver en Madrid, porque tras esos meses Laia y Juanjo Artero tenían compromisos de cine y televisión…». nos cuenta José Ramón Fernández.
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