Lola López Mondejar’: “Lolita es una novela mal interpretada como una historia de amor”.

 

Por Carmen F. Etreros.

“Hay demasiadas Lolitas en el mundo”.

 

Mañana tranquila de febrero en la que hablamos con la escritora, psicóloga y psicoanalista Lola López Mondéjar nos ofrece en Cada noche, cada noche (Siruela) una novela intensa y apasionante que suponee un homenaje a Vladimir Nabokov y su intención de volver a interpretar la historia de Lolita.

P. ¿De dónde nace esta novela Cada noche, cada noche?

R. Yo escribí Cada noche, cada noche porque tenía una deuda con Dolores Heiz. Cuando leí Lolita de Nabokov tuve la misma lectura que se imponía hace ya cuarenta años. Me parecía que Lolita era una niña con una sexualidad perversa que seduce a Humbert Humbert. Yo no me interrogué sobre esa lectura hasta que muchos años después, hace como ocho años, en la Feria del Libro de Guadalajara escuché a una escritora mexicana que explicó que cuando leyó Lolita le dio mucha pena y que le dijo a su madre “pobre niña”. Yo tomo esa frase que aparece en la novela porque me golpeó muchísimo y empecé a pensar qué había leído yo. Volví a leer Lolita y me di cuenta de que tenía una deuda con esa niña porque había interpretado lo mismo que su violador y ese fue el germen de Cada noche, cada noche. Primero escribí un ensayo De Lolas y Lolitas que se puede encontrar en Internet en una revista de psicoanálisis y luego durante cinco años escribí la novela.

P. La estructura es bastante compleja porque incluyes un diario dentro de una novela…

R. Dudé muchísimo. No me salía, por eso tardé cinco años en escribirla. Me di cuenta de que si tomaba la voz de Dolores Schiller a los veinte años cuando le dan los diarios de su madre me perdía una voz solvente y autorizada como podría ser la de cincuenta y cinco años. Quería además escribir el diario para que se pudiera escuchar la voz de Dolores Haze, a la niña que fue expropiada de su pobre biografía. Me di cuenta de que quería hacer las tres cosas: la voz de Dolores Schiller a los veinte años la chica joven, a los cincuenta y cinco el presente y la de su madre en el diario que escribió en su infancia. No quise prescindir de ningún registro y puse los tres.

“Somos seres muy desvalidos y los primeros cuidadores dejan una inscripción imborrable en nosotros”.

P. ¿Por qué influyen tanto las vidas de nuestros familiares en las nuestras?

R. Somos seres muy desvalidos y los primeros cuidadores dejan una inscripción imborrable en nosotros. Hasta los niños adoptados llega un momento aunque hayan estado muy bien cuidados necesitan conocer su origen biológico normalmente en la adolescencia. En la novela Dolores quiere saber quién era su madre, no se fía de Humbert Humbert y quiere saber quién es.

P. ¿Qué supone para ti Lolita, la novela de Nabokov?

R. Para mí Lolita se ha convertido casi en una obsesión como imagino que le ocurrió a Nabokov. Hay demasiadas Lolitas en el mundo, la mayoría de las mujeres tenemos una atribución de una sexualidad que no es propia de nosotras. Intento darle voz a Lolita. Mi propuesta es que Lolita es una niña inocente que tiene una curiosidad sexual propia de la pubertad como podemos leer en los diarios pero no es como nos la dibujan en la novela.

P. Al leer tu novela no me ha dado la impresión de que fuese un homenaje a Vladimir Nabokovsino que has querido plasmar lo que una situación así puede suponer para una niña de doce años en la vida real, sin el artificio de una novela

R. Es la posición crítica de la novela. Para mi Lolita es una novela mal interpretada como una historia de amor. Pero yo creo que le hago un enorme homenaje a Nabokov porque él tenía la misma tesis como se puede ver al final del libro en la entrevista que incluye. Él estaba muy enfadado por las portadas de Lolita porque eran la erotización de la niña que luego se ve reflejado en la película de Kubrick. Lo sorprendente es que es una novela que en su interior lleva la verdad, fue interpretada de una manera contraria a lo que pretendía expresar los deseos del autor. La novela es una obra maestra pero yo creo que ahora se hubiera interpretado como Nabokov quería, como un secuestro y una violación continuada durante dos años. Nunca se interpretó así.

cadanochecadanocheP. Y la protagonista Dolores Schiller que acaba de enterarse de que padece una enfermedad incurable y decide no someterse a ningún tratamiento. ¿Qué opinas del suicidio asistido?

R. Es un tema que tenemos que abordar en una sociedad que envejece tanto. En una sociedad libre no se puede quitar el poder de decidir sobre la muerte. En la película Truman también se plantea este problema desde la singularidad de su personaje. El Estado tiene que proveer los medios para que esa decisión personal se pueda dar en la mejor de las condiciones. Igual que el nacimiento la despedida, como ya se está haciendo en varios países. Es muy diferente a la eutanasia porque aquí la protagonista Dolores Schiller va a morir consciente no en estado vegetativo. Me apetecía mucho tratar el tema porque somos una generación la mía con una paradoja importante ya que nos han prometido una esperanza de vida de unos ochenta y tres años a las mujeres y de pronto nos hemos encontrado que el cáncer mata de una manera brutal al empezar los cincuenta y tenemos que afrontar de cara este problema como Dolores.

 

Publicada en TopCultural

 

 

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