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Entrevista a Rosa Ribas: “Tengo la impresión de que actualmente el periodismo de sucesos se ha desplazado casi por completo a la televisión”

 

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Por Carmen Fernández Etreros.

 

Esta semana de agosto charlamos con Rosa Ribas, la autora con Sabine Hofmann de El gran frío, la segunda entrega de las aventuras de la joven periodista Ana Martí tras Don de lenguas que ha cautivado este verano a los lectores. Rosa Ribas nació en el Prat del Llobregat, estudió Filología Hispánica en la Universidad de Barcelona, y desde 1991 reside en Alemania, en Frankfurt. ­Hasta el momento ha publicado seis novelas: El pintor de Flandes (2006), La detective ­miope (2011), la novela por entregas Miss Fifty (2012) y la trilogía policiaca protagonizada por la comisaria hispano-alemana Cornelia Weber-Tejedor, traducida con gran éxito al alemán.

P. Después de Don de lenguas, ¿cómo dónde surge la idea de esta nueva novela?

R. Confluyeron varios factores: textos que leímos mientras nos documentábamos para Don de lenguas, imágenes tremendas de la época, una impresionante exposición sobre el romanticismo oscuro en el museo Städel de Frankfurt, que nos  inspiró para la atmósfera, y, sobre todo, el deseo de no caer en fórmulas. Teníamos ganas de probar y ofrecer algo diferente a los lectores y no repetirnos. Por eso, decidimos dar este giro, sacar a la protagonista del entorno urbano de Barcelona y llevarla a un mundo completamente diferente, la España rural de los años 50, para que se enfrentara a un nuevo desafío.

P. La naturaleza, el tremendo frío, la soledad de sus habitantes juegan un papel importante en el ambiente de la novela, ¿cómo se os ocurrió situarla en un pueblo perdido del Maestrazgo?

R. Mi familia materna procede del Maestrazgo, pero de la parte de Castellón. Es un paisaje que conozco, que puedo visualizar al escribir, lo que es muy importante si quiero que lo puedan ver también los lectores. Es un paisaje agreste, duro, intimidante, es una zona bastante despoblada, con unos inviernos tremendos… Justo lo que necesitábamos para que nuestra protagonista experimente de una manera cruda lo que significa ser forastera en un lugar, y que, aislada por la nieve, y envuelta cada vez más en el misterio que hay detrás de los estigmas de la santita, se encuentra sin interlocutores, en completa soledad.

P. ¿Qué ha cambiado en la periodista protagonista Ana Martí desde ‘Don de Lenguas’?

R, Hemos situado la novela en el año 1956, han pasado cuatro años desde Don de lenguas. En la primera novela presentábamos a Ana Martí como una periodista novata, muy novata, que aspiraba, por tradición familiar, abrirse paso en el mundo de la prensa; un mundo que le estaba en buena parte vetado por ser mujer. En Don de lenguas consigue su primera gran oportunidad y la aprovecha. Pero su éxito, como contamos al principio de El gran frío, no conlleva un ascenso, sino todo lo contrario, tiene que abandonar el periódico en el que trabajaba.

Ahora, nos encontramos con una periodista experimentada, una buena periodista, pero que por ser mujer no ha podido llegar a abrirse camino en un periódico “serio”, sino que tiene que trabajar para el semanario de sucesos El Caso. Y lo hace bajo seudónimo, mientras que usa su nombre para los textos que escribe en una revista femenina.

Ana ha madurado, ha aprendido a fuerza, como le dice su jefe Enrique Rubio, de “pisar calle”, ha visto mucho y, como tantos en esa época, ha callado mucho también. Y con todo, no pierde su vocación de periodista.

P. Ana trabaja en el periódico El Caso, ¿cómo ha cambiado en estos años el periodismo de sucesos?

R. Tengo la impresión de que actualmente el periodismo de sucesos se ha desplazado casi por completo a la televisión. El morbo que siempre acompaña a los relatos de sucesos sigue estando ahí, pero multiplicado por la necesidad de llenar horas de programación, lo que elevado, en mi opinión, a una inflación de “testimonios” de personas relacionadas con los sucesos, aunque sea sólo porque pasaban por allí y, para mí lo peor, a una contemplación indecente del dolor ajeno.

P. ¿Es complicado escribir una novela a dos manos? ¿Por qué elegiste a Sabine Hofmann?

R. Es ciertamente complicado, pero también muy enriquecedor. Es difícil a veces ponerse de acuerdo, armonizar las diferentes ideas, las diferentes formas de trabajar. A la vez, poder compartir con alguien procesos que suelen ser tan solitarios pone en marcha otros mecanismos de la creatividad y esto hace que surjan ideas que muy probablemente no hubieran llegado a nacer.

En la escritura de El gran frío hemos cambiado nuestra técnica de trabajo respecto a Don de lenguas. En la primera novela compartimos todas las fases del trabajo desde el desarrollo de la historia hasta la corrección pasando por la escritura. Fue un trabajo lento, del que disfrutamos y aprendimos mucho. Para El gran fríoescogimos una técnica más ágil: desarrollamos juntas la trama y los personajes, pero después yo escribí la mayor parte del texto, mientras que Sabine adoptó el rol de lectora y correctora. Para mantenerse dentro del proceso de trabajo, redactó un par de capítulos que después yo traduje al español.

Sabine y yo nos conocemos desde que trabajamos en el departamento de románicas de la Universidad de Frankfurt. Ya escribimos una vez juntas un relato largo y la experiencia nos gustó tanto que siempre pensamos que algún día escribiríamos juntas una obra de mayores dimensiones.

Pelgranfrio. Varios de los protagonistas de la novela creen firmemente en los estigmas de Isabelita, ¿qué papel tenía la fe en esa época?

R. La Iglesia tenía un papel tremendamente dominante en esta época. Controlaba tanto la vida pública como la vida privada. La falta de cultura, la ignorancia y el miedo favorecían el adoctrinamiento y el desarrollo de creencias supersticiosas. Cuando nos documentamos para El gran frío observamos que en los años 50 hay referencias a numerosos casos similares al de Isabelita que despertaban de inmediato un enorme fervor popular.

P. ¿Cuáles son vuestros planes de futuro? ¿Vais a escribir la tercera entrega? ¿A qué se enfrentará Ana Martí?

R. Habrá una tercera novela, aunque ahora estamos descansando y cada una se dedica a sus proyectos personales. Tenemos ya algunas ideas, pero son secretas.

Publicado en Top Cultural

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